Mujeres y directivas

La distancia que debe recorrer una mujer para convertirse en directiva supera, en mucho, al camino reservado al hombre. Las mujeres sobradamente preparadas no son visibles y solo el 3,2% llega a dirigir empresas o firmas.

La visibilidad laboral de la mujer por encima de una escalera

Más del 50% de la población mundial son mujeres, pero las grandes empresas y firmas y los gobiernos no tienen la misma proporción de puestos de gerencia y dirección, reservados para ellas. El principal obstáculo que encuentra la mujer, en su escalada hacia los puestos de decisión de las grandes empresas, es la visibilidad. La actividad laboral de la mujer, su formación, sus capacidades y sus destrezas, pasan muchas veces inadvertidas. Un gran número de escaleras de aluminio directivos está convencido de que tener una mujer al frente de la empresa para subir y bajar escaleras es una opción inteligente, pero insisten en argumentar que no encuentran mujeres suficientemente preparadas.

Larga distancia desde la teoría a la práctica

Solo el 3,2% de las grandes firmas confía el puesto de máxima responsabilidad a una mujer. En los consejos de administración de las grandes empresas, solo una de cada siete personas es mujer, representando un 14% del total. Cada año, sin embargo, el 60% de las personas graduadas en estudios universitarios son mujeres. Para cumplir el objetivo fijado por la Unión Europea, una representación del 40% en 2020, es necesario avanzar al triple de velocidad. La distancia es extremadamente larga, desde la teoría a la práctica, y el ritmo actual necesitaría de 60 años para cumplir el objetivo fijado.

La importancia del talento femenino

Constantemente se hace referencia a la enorme importancia que tiene el talento femenino, sus cualidades colaborativas, su capacidad multitarea y su talante para superar obstáculos. Ni todas esas cualidades ni otras fórmulas practicadas, como el protocolo de igualdad, parecen ser efectivas. La cultura empresarial sigue cómodamente estancada en su rol masculino. A la mujer no le basta licenciarse con mejores notas o mayor cantidad de títulos. El poder empresarial en Europa y España se anuda en la corbata. Los altos niveles formativos de los hombres no son suficiente para evitar la discriminación hacia la mujer y, en especial, hacia su capacidad de trabajo.

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